#Deportes | Adicciones a las drogas, escándalos, pero además títulos y resultados acompañaron al “Pelusa”
Argentina.- Diego Armando Maradona siempre estuvo envuelto en la polémica, desde escándalos por dopajes, relaciones con políticos latinoamericanos o la mafia italiana, pero que en el terreno de juego siempre brilló y dejó su corazón en cada jugada en la que participaba.
El exastro murió de un paro cardíaco en su vivienda en un barrio cerrado en las afueras de Buenos Aires, a la cual se había trasladado para continuar con la rehabilitación tras someterse a una operación de edema cerebral a principios de noviembre, confirmó a The Associated Press su jefe de presna, Sebastián Sanchi.
El gobierno argentino decretó tres días de duelo nacional, mientras la congoja se apoderó de un país que le debe a su zurda prodigiosa algunas de sus mayores alegrías deportivas.
“Hoy es un mal día, un día muy triste para todos los argentinos”, expresó el presidente Alberto Fernández. “A los argentinos solo nos dio alegría, estamos en deuda eternamente con él”.
Inglaterra fue víctima de los que fueron sus dos goles más famosos en cuartos de final de ese Mundial en México: el primero con la mano en lo que pasó al recuerdo como “La mano de Dios” y el segundo tras una corrida en la que se desprendió de más de medio equipo rival, haciendo malabares con la pelota.
En el 2000, la FIFA consideró que ese gol fue el mejor de la historia en todos los mundiales. Maradona fue elegido el mejor futbolista del siglo XX junto al brasileño Pelé.
Muchos argentinos vieron la victoria ante Inglaterra como una venganza por la pérdida de una guerra de 74 días librada y perdida ante Gran Bretaña en 1982 por la posesión de las islas Malvinas, en el Atlántico Sur.
“Fue más que tratar de ganar un partido”, escribió Maradona en su autobiografía de 2000 “Yo soy el Diego”. “Sabíamos que los argentinos habían muerto allí, que los habían matado como los pájaros. Y esta fue nuestra venganza. Era algo más grande que nosotros, estábamos defendiendo nuestra bandera”.
El “10” que llevaba su camiseta se convirtió en sinónimo de calidad en el fútbol, el mismo número que antes usó Pelé y después Lionel Messi.
Nacido el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un barrio humilde del conurbano bonaerense, Maradona fue el quinto de ocho hijos y sus mejores recuerdos alumbran con una mismísima pelota.
“La primera pelota de fútbol que tuve fue el mejor regalo que nunca nadie me haya hecho en la vida”, destacó Maradona. “Tenía tres años y dormí abrazado a ella toda la noche”.
De aquella época de privaciones, Maradona también recordaba los frecuentes dolores de panza de su madre Dalma Franco a la hora de servir la comida en la mesa familiar. Con el tiempo entendió que era una excusa para no comer y dejarle a sus hijos porciones más abundantes.
“Maradona es el héroe de los que raspan la olla”, lo proclamó un fanático que junto a otros cientos rodearon su casa cuando cumplió 60 años. La referencia apunta a su origen humilde que dejó atrás gracias al fútbol, pero del cual nunca renegó.
“Pelusa”, como gustaban llamarle sus padres, debutó en diciembre de 1970 en Los Cebollitas, una filial infantil del club Argentinos Juniors, de Buenos Aires. Con 10 años resolvía muchos partidos que sus compañeros de 14 años tenían perdidos.
Ya por entonces, lo llamaban “El pibe de Oro”.
“Verlo jugar era un deleite, un verdadero crack”, dijo a la AP Carlos Beltrán, compañero de Maradona en esos equipos infantiles. “Tenía un carácter fuerte y no tenía problemas en enfrentarse con nadie”.
Después de su paso por Los Cebollitas, Maradona empezó a jugar al fútbol en Argentinos (1976-81) y de allí pasó a Boca Juniors, el club del cual era hincha, que en 1982 lo transfirió al Barcelona por ocho millones de dólares, récord mundial en ese momento.
En 1984, Barcelona lo vendió al Napoli, equipo del sur italiano que jamás había ganado nada importante.
Maradona alcanzó allí la estatura de ídolo inolvidable: le sirvió en bandeja dos títulos de campeón de Italia en la temporada 1986-87 y en el 1989-90, una Copa de Italia (1987), una Copa de la UEFA (1989) y una Supercopa Italiana (1990).
Después jugó en el Sevilla español y con su carrera en declive disputó cinco partidos con Newell’s Old Boys de Rosario, antes de volver a Boca (1995-97) donde se retiró.
Con la selección argentina jugó entre 1977-1994, incluyendo los mundiales de 1982 (España), 1986 (México), 1990 (Italia) y 1994 (Estados Unidos), cuando fue retirado de la competencia por dopaje y suspendido luego por un año.
Maradona disputó un total de 692 partidos oficiales entre equipos y la selección, con un total de 353 goles, ocho de ellos en los mundiales.
“En el momento en que Diego se retiró del fútbol activo, dejó traumatizada a Argentina”, subrayó Jorge Valdano, compañero de Maradona en las selecciones nacionales. “Diego fue más que un futbolista genial. Fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo”.
El 30 de octubre de 1997, día de su cumpleaños 37, Maradona anunció su retiro y emprendió una corta carrera como técnico que tuvo su momento culminante cuando fue entrenador de Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde la selección, con Messi a la cabeza, fue vapuleada 4-0 por Alemania en cuartos de final.
Tras su paso como timonel de Argentina, el “10” emprendió una travesía en Emiratos Árabes Unidos, donde dirigió al Al Wasl FC y luego asumió como “embajador deportivo” de ese país.
En 2017, estuvo al frente del Al Fujairah de la segunda división de los Emiratos y un año después asumió como timonel de Dorados Sinaloa, también de la segunda categoría de México.
Su último equipo fue Gimnasia y Esgrima de La Plata, ciudad a 40 kilómetros al sur de Buenos Aires. La campaña fue irregular, pero lo relevante de aquella experiencia fueron los homenajes que recibió Maradona en cada cancha que visitó.
Se casó el 7 de noviembre de 1989 con Claudia Villafañe en una fastuosa fiesta en un estadio cubierto de Buenos Aires. Tuvo con ella dos hijas, Claudia y Giannina. Durante años convivió con rumores de otros hijos extramatrimoniales, pero recién en la última etapa de su vida los reconoció: Diego Junior y Jana.
Tuvo un quinto hijo, Diego Fernando, en una segunda relación formal tras separarse de Villafañe.
La carrera de Maradona estuvo atravesada por las adicciones y los escándalos.
El Pibe de Oro dio positivo en control de dopaje en tres ocasiones. La primera en 1991, jugando para el Napoli, tras detectarse cocaína en su orina. Recibió una suspensión de 15 meses.
Tras ese episodio admitió su adicción a la cocaína.
La segunda ocasión fue en el Mundial de Estados Unidos por consumo de una sustancia prohibida para mejorar el rendimiento. “Me cortaron las piernas”, declaró en aquel entonces. Fue su última Copa del Mundo.
En 1997 trascendió otro dopaje positivo, pero antes de que se publicara la sanción Maradona anunció el retiro.
“Con mi enfermedad yo le di ventajas al fútbol”, declaró Maradona en una entrevista televisiva en septiembre de 2014.”¿Sabés qué jugador hubiese sido si no hubiese tomado droga? Un jugador de la p… madre”.
En el 2000 fue hospitalizado al borde de la muerte y en 2004 corrió la misma suerte por problemas cardíacos atribuidos al uso de drogas prohibidas. Durante varios años estuvo radicado en Cuba para recibir tratamiento en un programa de desintoxicación en La Habana. Allí, frecuentó a quien consideró su amigo, el líder cubano Fidel Castro.
Como tributo a Castro y al revolucionario de origen argentino Ernesto “Che” Guevara, Maradona se tatuó sus rostros en un brazo y en la pierna.
En 2005 se sometió a un bypass gástrico en Colombia, perdiendo cerca de 50 kilogramos antes de aparecer como presentador de un popular programa de entrevistas de televisión argentina, “La noche del 10″.
Con el paso de los años su salud siguió siendo un motivo de preocupación. El último episodio fue a principios de noviembre de este año, pocos días de cumplir los 60. Se le detectó un edema craneal poco después de ser hospitalizado con una descompensación que se atribuyó al consumo de estupefacientes con alcohol. Fue operado con éxito y recibió el alta médica, pero su corazón dijo basta.
Maradona no trepidó a la hora de las críticas, las que disparó a diestra y siniestra, entre otros contra gobiernos varios, el Papa Juan Pablo II y la FIFA.
“Joao Havelange no tiene que ser presidente de la FIFA”, dijo Maradona en 1990 cuando reinaba el brasileño. “Solo es un gordito que sabe de waterpolo y que no tiene nada que ver con el fútbol”, agregó Maradona aludiendo al pasado de Havelange como jugador y dirigente de waterpolo.
Apoyó con entusiasmo la elección del actual presidente Gianni Infantino e incluso se sumó con embajador FIFA, pero en 2020 renunció por diferencias con el máximo dirigente.
Entre otros problemas judiciales, Maradona fue detenido en Buenos Aires en 1990 por posesión de drogas y estuvo una noche en prisión.
En 1999 a dos años de cárcel en suspenso por agredir en 1994 con un rifle de aire comprimido a varios fotógrafos que montaban guardia en su casa de fin de semana, en las afueras de la capital argentina.
En el retiro, Maradona también se hizo más abierto y polémico: se unió a una protesta de izquierda al margen de la Cumbre de las Américas en 2005, en Mar del Plata junto al presidente venezolano Hugo Chávez para denunciar la presencia del presidente estadounidense, George W. Bush.
“Maradona ha sido uno de los grandes artistas de mi tiempo”, destacó Víctor Hugo Morales, un popular relator uruguayo que le puso voz al segundo gol de Maradona a los ingleses en 1986. “Como los maestros de la música y de la pintura, ha desafiado nuestro intelecto, ha enriquecido el espíritu, se nos ha anticipado en la percepción del mundo que nos rodea. Nadie me ha emocionado a más y me dejó en tal asombro como Diego”.
Con información de AP