El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, inaugurará el lunes uno de sus emblemáticos proyectos de infraestructura, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, el cual refleja los contrastes y contradicciones de su administración.
La austeridad del gobierno —la principal promesa de campaña de López Obrador— se exhibe plenamente en la terminal, así como su acostumbrada dependencia excesiva en el Ejército mexicano.
Pero también hay afirmaciones gubernamentales ampliamente ridiculizadas sobre cuánto tardarán los pasajeros en llegar a la nueva terminal, ubicada a 43 kilómetros (27 millas) del centro de la ciudad, y reiteradas quejas del presidente de que hay una conspiración en la prensa para mancillar su nuevo aeropuerto, que lleva el nombre, por supuesto, del general Felipe Ángeles.
El presidente ve en el nuevo aeropuerto un símbolo de su batalla crepuscular contra el privilegio, el conservadurismo y la ostentación, cosas que él desprecia.
Con información de AP