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Las tecnologías han cambiado, pero se mantiene el querer contar una historia con una imagen

A más de 180 años de que fuera patentado el Daguerrotipo, equipo que dio origen a la fotografía, el principio de capturar sigue siendo el mismo sin importar la tecnología utilizada para ello: un lente óptico y luz, explica Edith Vázquez, investigadora de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM.

Con motivo del Día Mundial de la Fotografía, la doctora en Arte y Diseño por la Universidad Nacional comenta que debido a su facilidad para el dibujo y la creación del Diorama, Louis Daguerre fue reconocido por la sociedad parisina y condecorado con la Legión de Honor.

Recordó que Daguerre conoció en 1826 al químico, litógrafo y científico aficionado Joseph Nicéphore Niépce, quien ese mismo año tomó la primera fotografía de la historia, para la cual requirió una exposición de ocho horas en una plancha de peltre.

“Daguerre no fue quien creó la fotografía, la hizo con su colega Joseph Nicéphore Niépce a quien conoció porque alguien le contó que en el mundo alguien estaba realizando algo similar a lo que él estaba investigando. Se conocen y empiezan a trabajar, hasta que Niépce muere”, detalla la investigadora.

En 1835, Daguerre descubre de forma accidental que al usar mercurio y agua salada caliente obtenía imágenes más nítidas, lo que le permitió tres años después crear la que se considera como la primera fotografía en la que aparecen personas.

Desde entonces a la fecha, añade Vázquez, se ha modificado tecnológicamente, ha perdurado “la generación de la imagen, pero ha cambiado el por qué. Se han modificado los motivos y los aspectos en la manera de hacer fotografía. Desde el siglo XIX hemos vivido un desarrollo tecnológico importante que nos permite hacer fotografías con un teléfono celular. Ha perdurado la tarea de construir historia a partir de la imagen, pero han cambiado demasiadas cosas”.

Hoy en día no se requieren grandes cámaras fotográficas para captar una imagen, se usan, claro está, pero se obtienen también con equipos inteligentes, como celulares o drones.

“La tecnología ha puesto en las manos de todos la posibilidad de escribir la historia con imágenes. No me parece que la posibilidad que todos tenemos de hacer imágenes con un celular traiga como consecuencia la deshumanización” de esta actividad, añade la artista quien ha presentado su obra en Italia, Francia, Alemania, Colombia y México.

El hecho de que actualmente las redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter “exijan” de los usuarios aportación constante de imágenes, representa un nuevo reto para la fotografía porque implica “la construcción o producción de un archivo inmenso, que muchas veces se pierde en la memoria de nuestros recuerdos y en la memoria de nuestros discos duros, porque no cabe tanta información”, destaca.

Vázquez agregó que la fotografía es parte del día a día de la gente, lo que significa que se trata de una herramienta al alcance de todos y lleva a preguntarse qué fotografías hacemos y si se inscribe en los términos de la cotidianidad o del arte.

Pantallas nulas

La fotógrafa de formación trabaja desde hace tiempo con una técnica llamada Pantallas Nulas por refracción, que le permite “abrir y desmembrar el objeto en sí, que es la cámara, abrir los objetivos y descubrir lo que está detrás: lo técnico y lo metafórico”.

Además, pertenece a grupos de investigación en óptica en Colombia y México y desarrolla su método científico con la colaboración de tutores y colegas, entre ellos Karen Patricia Volke Sepúlveda, del Instituto de Física de la UNAM; Gerardo García Luna Martínez, director de la FAD; Maximino Avendaño Alejo y Gabriel Castillo Santiago, ambos del ICAT; Rebeca Monroy Nasr, del Instituto Nacional de Antropología e Historia y Efraín Solarte Rodríguez, de la Universidad del Valle, en Cali (Colombia).

La propuesta de la artista consiste en controlar patrones de fotografías a partir de sistemas ópticos y luz láser, lo cual constituye una diferencia metodológica que se explora por primera vez en el área de las artes y la ciencia, terreno en el que se trabajan las pantallas nulas. “Se usan para calificar la calidad de lentes ópticas y, por primera vez, con ellas comienzo a trabajar con la fotografía… Se usa un retrato en un proceso que implica análisis matemáticos y de óptica para lograr, en mi caso, una reconfiguración de la imagen”, asevera.

Su trabajo permite revisar en los archivos cómo se escribe la historia, pues durante años se ha pensado que la fotografía es una imagen fina, bidimensional y sin movimiento, pero para la artista implica un discurso en movimiento.

Aunque hoy una imagen tarda un microsegundo en ser captada, en sus inicios se requerían varios minutos para tomarla, de ahí que las antiguas no tienen nada de natural o espontáneo. Se trataba de construcciones o montajes que daban un discurso sobre la vida de las personas en su momento, destaca la universitaria.

De manera especial trabaja con los archivos creados por el neurólogo Jean Marie Charcot, quien estaba interesado en el arte y la escultura. Fue un científico a quien le gustaba estudiar el cuerpo y sus movimientos, las gesticulaciones y la observación detallada.

Expone que Charcot fue director del Hospice de la Salpêtrière, un hospital del siglo XVIII. Junto con dos fotógrafos realizó más de 100 retratos de mujeres histéricas seleccionadas luego de una puesta en escena y observación de gesticulaciones y procesos de entendimiento en público. Lo que hizo fue ponerlas en evidencia frente a espectadores de París y sus alumnos, entre quienes estuvo Sigmund Freud.

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