México | El proyecto contempla construir un tren que transporte masas de turistas desde Cancún y la Riviera Maya hasta las ruinas de Palenque
Ciudad de México.- El Tren Maya, en proyecto en la frontera sur de México, no debe atravesar reservas de la biosfera, amenazadas ya por plantaciones industriales de palma aceitera y soya, incendios forestales, tala y tráfico ilegal de especies animales y vegetales, señaló la organización civil Salva la Selva.En una petición dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, la organización no gubernamental internacional mencionó que el trazado del Tren Maya debe revisarse, consultarse con pueblos indígenas y evitar su paso por las reservas de la biosfera.
Mencionó que el proyecto contempla construir un tren que transporte masas de turistas desde Cancún y la Riviera Maya hasta las ruinas de Palenque y otros centros arqueológicos en un recorrido de mil 500 kilómetros por cinco estados del sureste mexicano.
Señaló que durante el recorrido, atravesaría parajes de la Selva Maya y parte del mayor bosque tropical húmedo de Mesoamérica, cuya contribución a la estabilidad del clima es fundamental.
Explicó que cualquier obra de infraestructura tiene un alto impacto ambiental, pero el tren amenaza ecosistemas que garantizan refugio a jaguares, ocelotes, tapires, monos aulladores, monos araña, cocodrilos, manatíes, loros y guacamayas, especies que requieren de grandes territorios para desplazarse, alimentarse y reproducirse.
Esas actividades, elementales para su sobrevivencia, se dificultarán al dividir su hábitat en dos partes, ya que no bastará con realizar túneles o puentes para el paso de las especies animales o decir que se utilizarán los derechos de vía ya existentes para preservar la selva.
Apuntó que la construcción del tren generará ruido, contaminación, extracción de recursos pétreos, obras de cimentación y nuevos centros de población para la obra y posteriores actividades turísticas, con graves repercusiones negativas para el ecosistema.
Aunado a ello, las comunidades rechazan cualquier cambio de uso del suelo o licencia para el proyecto sin el consentimiento de los pueblos indígenas afectados por el tren. Concluyó que “el Tren Maya no tiene nada de maya, ni beneficia a la población maya. No queremos ser un Cancún o una Rivera Maya, donde las cadenas hoteleras, de transporte y de restaurantes son los únicos beneficiarios”.