#ESTADOS| Los “infiernos ambientales” son producto de la desordenada expansión industrial por falta de un órgano regulador: Ortiz Espejel
Ciudad de México: México enfrenta un estado de alta gravedad ambiental que urge atender, por lo que toda acción que se omita durante los próximos 4 años se convertirá en algo que “terminaremos por lamentar el resto de nuestras vidas”, advirtió el coordinador de la Unidad de Asesores de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Benjamín Ortiz Espejel.
Al participar por internet en el programa Mirada Crítica, con el tema “México: ¿un infierno ambiental?”, el funcionario explicó que la actual situación del país es resultado de un proceso histórico de los últimos 50 años que favoreció un crecimiento de casi 7% anual del PIB, pero a costa de un gran sacrificio para las zonas rurales y un desarrollo desordenado de las ciudades.
Durante ese periodo, dijo, se instaló en el país una gran planta industrial sin regulación ambiental alguna, principalmente durante los primeros 30 años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, ya que no fue sino hasta 1982 cuando apareció la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, que dio lugar a lo que hoy es la Semarnat.
Muchas empresas se asentaron entonces sin ninguna normatividad, como ocurrió en el corredor neovolcánico, y se convirtieron en las grandes contaminadoras del país, en perjuicio de la salud de los mexicanos y del medio ambiente.
Ese modelo es insostenible, advirtió Ortiz Espejel, y ejemplificó: muestra de ello es que a México sólo le quedan cinco años de producción de petróleo, uno de los principales energéticos que utilizó para su desarrollo, por lo que se tendrá que enfrentar de manera inevitable a la necesidad de una transición energética muy rápida, porque la extracción del combustible fósil ya no será viable.
Desde luego, agregó, esto implica que el país tenga que transitar ahora hacia un mercado energético que, a diferencia del manejado por grandes consorcios, incluya una participación justa y equitativa donde cada casa, escuela u hospital opere sus propios sistemas energéticos sustentables, y que se desarrollen modelos de distribución energética no centralizados.
Por su parte, Ramón Mariaca Méndez, director general de Agroecología y Patrimonio Biocultural de la Semarnat, reconoció que el agroalimentario es otro de los sectores que sufren hoy los “infiernos ambientales”, término acuñado por el titular de la dependencia, Víctor M. Toledo, para denominar a los ecosistemas que presentan un alto impacto ambiental y un grave daño a la salud humana.
En efecto, el modelo que impulsó la denominada revolución verde también fue causante del gran desequilibrio ecológico que enfrenta hoy la biodiversidad mexicana al impulsar el uso de monocultivos, semillas genéticamente modificadas y mejoradas, así como agroquímicos agresivos que propiciaron daños tanto a plantas nativas como a insectos, aves y otras especies clave para los ecosistemas del país.
Otro resultado de ese modelo agroindustrial es el abandono de la riqueza cultural de nuestros pueblos originarios que durante más de siete mil años han producido mediante sistemas tradicionales que garantizan el equilibrio de los ecosistemas y el respeto a la naturaleza.
Como consecuencia, subrayó, hoy existen grandes extensiones de terrenos agrícolas con suelos altamente contaminados, y también se propició una gran mortalidad de insectos, como las abejas, por el uso de agroquímicos, productos que además afectan la salud humana y causan cánceres, leucemias y malformaciones.
Adicionalmente, la producción del campo ha dejado de ser suficiente: más del 50% de los alimentos básicos, de los cuales somos productores, tienen que ser importados, como el arroz, del cual éramos autosuficientes y hoy tenemos que importar hasta el 85%, así como el 20% de frijol y 60% del trigo.
Ante ese panorama, la apuesta del presente Gobierno de México es transitar a un modelo diferente de agricultura, un modelo agroecológico que impulse al menos favorecido, así como reconocer sus capacidades y experiencia para alcanzar la autosuficiencia alimentaria que requiere la población.
En ese sentido, enfatizó Mariaca Méndez, resulta indispensable la participación de la población, en coordinación con la academia y el gobierno, mediante una estrategia que permita su integración democrática dentro de la propuesta de la presente administración federal que acoge la visión de una política ambiental ciudadanizada.
El funcionario de la Semarnat reconoció que no es un modelo que se pueda cambiar de la noche a la mañana, y mucho menos con el panorama actual. Sin embargo, puntualizó, es indispensable dar el primer paso porque ya no es posible vivir con el paradigma actual, que se encuentra rebasado y, por lo mismo, es insostenible.