Los Juegos de Tokio han terminado, pero en Japón sigue siendo temporada de vacaciones y muchos ignoran los pedidos del gobierno de evitar viajar y los bares y restaurantes a pesar de que los contagios por coronavirus alcanzan niveles récord.
El primer ministro, Yoshihide Suga, está depositando todas sus esperanzas en la campaña de inmunización, que arrancó lenta pero ahora avanza a buen ritmo. El final de esta carrera entre las vacunas y los contagios podría determinar su futuro político, así como la salud de decenas de miles de personas.
Suga parece optimista acerca del triunfo de las vacunas, pero con apenas el 36% de la población con la pauta completa, los expertos dicen que la variante delta del coronavirus, que es más contagiosa, ha tomado la delantera. Y piden al gobierno que sea más estricto en su débil estado de emergencia. Japón ha gestionado la pandemia mejor que otros países, evitando los restrictivos confinamientos empleados en otros lugares, pero algunos creen que esas medidas serían necesarias ahora.
Los contagios diarios de COVID-19 en el país superan los 10.000 desde hace más de una semana, y el total se ha doblado en los últimos cuatro meses hasta superar la barrera del millón. En Tokio, las infecciones se triplicaron durante los Juegos, que terminaron el domingo. Y los hospitales están llenos, con cerca de 20.000 infectados aislados en sus casas, más de 10 veces más que hace un mes.
Tokio reportó 5.773 nuevos casos el viernes, superando el récord de 5.042 establecido la semana pasada.
Suga ha hecho hincapié en la campaña de vacunación a pesar de su tardío y lento arranque.
Más del 80% de los 36 millones de ancianos del país han recibido las dos dosis de la vacuna desde mediados de abril. Según el primer ministro, la alta tasa de inoculación entre los mayores ha contribuido a un descenso significativo en el número de infectados, casos graves y decesos en esa franja de edad, aliviando el saturado sistema de salud.
“Esto muestra claramente la eficacia de la vacuna”, dijo Suga, quien se comprometió a acelerar la campaña para los más jóvenes. “La forma más efectiva de ralentizar los contagios y minimizar los síntomas graves sería poner las dos inyecciones a todo el mundo lo antes posible”.
Los casos graves proliferan ahora entre personas de 50 años o menores, que en su mayoría no están vacunados aún.
Con información de AP