La violencia de género es todo acto que en razón de nuestro género (es decir por el hecho de ser mujeres)nos daña de manera física, emocional o psicológica, simbólica, económica, laboral, institucional y sexual; estos actos se dan a lo largo de nuestra vida y son las practicas machistas o patriarcales que día a día enfrentamos en nuestros hogares, trabajos, escuelas y en todos los lugares en los que todas y todos convivimos cotidianamente.
Es cierto que el feminismo busca la igualdad, un suelo igualitario que necesita la equidad entre hombres y mujeres sin afectar los derechos del hombre, pero su papel en esta etapa histórica es lograr el fin de las practicas patriarcales que ejercen sobre nosotras, y con esto no se quiere decir, que las mujeres que somos feministas odiemos a los hombres.
Haciendo un análisis de cómo sobrellevamos día a día nuestras labores, nos damos cuenta que es fundamental cuestionar el porqué de las cosas que vivimos las mujeres y criticar en todo momento el porqué yo no y ellos sí; porqué las mujeres, en general, siempre somos más vulnerables y somos juzgadas bajo cualquier circunstancia o acto por los hombres y por las propias mujeres, por creencias que son socialmente aceptadas.
Es aquí donde quiero detenerme y afirmar que en muchas ocasiones los juicios y el ejercicio de violencia contra las mujeres no solamente se hace y surge desde los hombres, sino en muchos casos son las mismas mujeres las que nos violentan, desde una perspectiva patriarcal o machista.
Hay mujeres que no saben que están siendo víctimas de violencia y hombres que la ejercen con total desconocimiento, y que se expresa en formas inconscientes, pero es violencia de género, incluso simbólica, como cuando se hacen juicios: ‘’chocó, de seguro es mujer’’. Cuando decimos que el machismo no tiene género, nos referimos a que existen prácticas y pensamientos “normales” que las mujeres y hombres asumimos, al decir, por ejemplo, que las mujeres tenemos la obligaciones de hacer la limpieza del hogar o la obligación de cuidar a los hijos, (cuando el cuidado de los hijos es de ambos), o el pensar que las mujeres somos más virtuosas al ser vírgenes, o que nosotras debemos tener un cierto comportamiento porque ‘’somos mujeres’’; todas estas frases se escuchan todos los días en todos los ámbitos de nuestra vida, pero lo complicado es que tanto hombres como mujeres, lo creen cierto.
La erradicación de las acciones y omisiones en contra de nosotras las mujeres, debe ser cada día más constante, debemos visibilizar estos juicios y usos del lenguaje y darnos cuenta que tanto hombres como mujeres ejercen machismo o misoginia contra otras mujeres; se trata de una verdadera transformación y liberalización del sistema patriarcal que tanto ha dañado a nuestra sociedad.
Este es uno de los fines del feminismo, el cual como dije arriba, no está en contra de los derechos de los hombres, sino de una sociedad con equidad e igualdad, es por ello que todos debemos construir espacios con perspectiva de género para ser una sociedad con un futuro que garantice la igualdad que tanto anhelamos en todos nuestros hogares y con espacios libres de violencia. De igual forma nosotrxs como sociedad civil, debemos crear concientización, y exigir una educación en escuelas primarias, que permita que los niños y niñas sean agentes de cambio y tengan una nueva perspectiva de género y crear una cultura sin estereotipos; las mujeres no tenemos por qué ser las que hacemos la limpieza, no tenemos por qué ser madres o estar casadas para estar realizadas, no tenemos por qué ser ‘’heteronormales’’, no tenemos por qué ser bien portadas o abstenernos de vivir de una manera en la que se ‘’denigre’’ nuestra persona.