Por Luis Armando Reding Cadena / Director Operativo ENERGROUP
Hace tan sólo unos días, un informe publicado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) dio cifras muy poco alentadoras del rumbo que tiene que seguir la humanidad para poder mitigar los efectos del calentamiento global y que, ni siquiera en época de confinamiento el año pasado, dejó de atestar duros golpes contra el Medio Ambiente en cada rincón del planeta.
En este aspecto, México debe comenzar a construir algo de lo que hemos adolecido y que ahorita se vuelve vital para el futuro de las próximas generaciones, generando e instrumentando estrategias reales para que podamos certificar proyectos de eficiencia energética y de tecnologías limpias. En pocas palabras, que las reglas del juego realmente apliquen para todas las empresas, incluyendo las del Estado mexicano.
Aquí es donde entra la labor más grande del Gobierno en todos sus niveles, federal, estatal y local, porque es quien debe interesarse en proyectos que requieren mucha inversión y qué sin la conjugación de la iniciativa privada y los tres órdenes de gobierno, serán imposibles de implementar en un país que sí, nos guste o no, también ha sido golpeado en muchas oportunidades por los efectos del cambio climático.
Pero el reto no nada más es para los gobiernos de México, también para la iniciativa privada, quien debe conjuntarse entre sí para lograr grandes proyectos de inversión de capital que generalmente los hacen las empresas que tienen más experiencia y el “know how”; vamos, en pocas palabras, quienes ya los han implementado en varias partes del mundo con cierto éxito y que nos permitirían entrar en la carrera por la conservación de lo que es nuestro, de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos: el planeta.
En este documento publicado el pasado 9 de agosto, la ONU reconoce que se han hecho muchos esfuerzos de varios países (no es el caso de México), pero que aún no son suficientes y que incluso la temperatura seguirá aumentando de aquí a 2040, por lo que cada tonelada de gases de efecto invernadero tienen hoy más que nunca vital importancia.
Por ello, debemos perder el miedo a competir con la gente que ya tiene experiencia en el ramo, porque es obvio que a ellos les tomó muchos años y mucho dinero llegar a adquirir todas las competencias que hoy son esenciales (por no decir vitales). En lugar de competir, ahorita será mucho mejor unir a todos en búsqueda de un mismo fin.
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