Espacio Editorial para EnerGroup en Frontal Noticias
Por Luis Armando Reding Cadena / Director Operativo de ENERGROUP
Los puertos mexicanos en el Golfo de México o en el Océano Pacífico son primordiales para que lleguen al país un sinfín de mercancías provenientes de diferentes países; sin embargo, también son esenciales para cientos de embarcaciones que viajan con destino al mayor consumidor de bienes del mundo: Estados Unidos.
Container Cargo ship in the ocean isolated on white background, Freight Transportation
Aquí es donde justamente México tiene una gran oportunidad que no puede desaprovechar, si es que quiere ser competitivo y de paso, convertir sus puertos en un punto irresistible del comercio internacional con destino a la Unión Americana; sin embargo, para lograr este cometido, deberá hacer cambios sustanciales en la forma en que provee de energéticos eficientes y menos contaminantes a las embarcaciones.
Nuestros combustibles marítimos deben ser hoy diferentes y con ello provocar escalas obligatorias en nuestro país; aquí muchas mercancías podrían quedarse y al mismo tiempo, cargar contenedores completos con productos mexicanos que tengan como mercado destino al gigante consumidor del norte del continente.
Esta simple estrategia no sólo tendría una repercusión en el mercado de consumo mexicano, también en la cadena de producción, que se traduciría al mismo tiempo en una sustancial mejora de precios para los consumidores de todas partes, haciendo una economía definitivamente más circular y atractiva para todos.
Pero la estrategia no es de gratis y menos su solución. Para hacer esto, el Gobierno Federal deberá hacer lo que no ha hecho: aplicar la Ley que tenemos en materia regulatoria, para todos los participantes en el juego, tanto públicos como privados; es decir, aplicarla para su propia empresa estatal que es Pemex.
El Gobierno Federal deberá no sólo dar más incentivos para que lleguen estos navíos, también deberá trabajar en un plan maestro junto con la iniciativa privada y hacer que las industrias involucradas (que en realidad son todas) aporten y sean beneficiadas con este impulso en el comercio exterior o en pocas palabras, diseñar un plan maestro que beneficie a la economía e impacte directamente los bolsillos de los consumidores.
Además, la autoridad deberá propiciar piso parejo para estar a la altura de las exigencias de eficiencia energética a nivel mundial, para lo cual deberá entrar Pemex en la misma bolsa a la que se ha negado entrar durante muchísimo tiempo.
Para muestra, hace tan sólo unos días, la Comisión Reguladora de Energía autorizó a la empresa estatal la comercialización de un diésel que contiene 500 partes por millón de azufre, mientras que a los privados la misma CRE nos exige que el producto que comercialicemos sólo tener 50 partes por millón de este contaminante, lo que deriva en una desigualdad en las condiciones impuestas, el juego ya no sea parejo para todos y que incluso, las empresas que sí acatan las reglas tengan una competencia desleal por quien es juez y parte en el tablero de ajedrez.
Me interesa escucharte, escríbeme aquí.