La poca visibilidad existente en la sociedad sobre la salud mental es un gran problema a nivel global. Se dice que el 2.5 aproximadamente de jóvenes entre 12 y 24 años de edad la padecen. Desde mi punto de vista, esto debe llamar la atención de todas y todos y ponerse sobre la mesa; es importante la urgencia de visibilizarlo y atenderlo en la medida del impacto que tiene para el futuro de nuestra sociedad potosina. Este terrible padecimiento tiene como uno de sus grupos más afectados a los jóvenes; nunca nos hemos cuestionado cuántos jóvenes viven en situación de depresión, pero lo que sí sabemos es que seguramente nunca han sido tomados en cuenta. No olvidemos que los efectos de la depresión juvenil pueden tener efectos destructivos para el resto de la vida.

Recuerdo que en alguna ocasión, durante platicas que teníamos entre colegas llegamos a la peor de las conclusiones, que la depresión es un tema de “flojera” y de “no le echa ganas”, cuando la otra cara de la moneda es que se trata de una situación difícil y muy compleja que implica factores económicos, sociales y culturales. Una salida fácil es culpar a la juventud y decir que no somos ambiciosos o nos atrevemos a decir que caemos en la “mediocridad”, pero cuantas veces nos hemos cuestionado si realmente no está pasando por una cuestión de salud mental y que esto repercute en su día a día; no es flojera, ni mediocridad ni falta de ambición es una enfermedad.

Y es aquí donde se debe establecer como una prioridad juvenil el tema de la depresión por parte del gobierno, y generar políticas públicas a favor de su atención. Necesitamos cambiar el enfoque, aceptar el problema y verlo desde una perspectiva donde necesitamos garantizar que los jóvenes tengamos acceso a atención psicológica; es decir de una perspectiva más empática y de conocimiento de lo que está pasando para evitar críticas simplistas, como decir que “somos flojos”. Debemos exigir, como jóvenes, que se promueva, visibilice y garantice la salud mental como un aspecto muy importante de la salud física, la estabilidad social y las oportunidades. Se trata de pasar el tema de la salud mental del espacio de lo privado al espacio de lo público, porque además existen los profesionales de la psicología que no tienen campo de trabajo. En este sentido vamos a cuestionar a los próximos gobiernos sobre cuáles serán las políticas públicas en materia de salud mental que se van a implementar para poder atender la problemática, además de exigir que realmente nuestro Congreso legisle para atender los problemas juveniles y a favor de su desarrollo integral.

Empecemos por pequeñas propuestas que puedan atender de la mejor forma  este problema. Por ejemplo, se puede por medio del Instituto de la Juventud Potosino, crear equipos de psicólogos que puedan dar atención por medio de brigadas en los municipios, firmar convenios con universidades que tienen la licenciatura en psicología para poder aplicar sus prácticas sociales en las comunidades con más falta de atención psicológica, agendas ejecutivas y legislativas que den acceso a la atención, prevención y seguimiento en todos los espacios geográficos.

Todas y todos necesitamos un “estoy aquí para hablar sobre eso”, Más empatía de la sociedad y por parte el gobierno es lo que necesitamos.