#OpiniónFrontal
Con referencia a las elecciones de EUA y con ahora el ganador virtual Biden, y tratando de ver más allá del ganador o del perdedor, estamos observando que existe variables que están superando las propuestas de gobiernos, independientemente de su ideología, cada vez es más palpable que existe hartazgo de la población, que además se hace evidente con síntomas tan claros como la polarización de los diferentes sectores .
Cuando el liderazgo de un grupo, sea del tamaño que sea, se ejerce con firmeza, justicia, rumbo, certidumbre y equidad, es muy difícil que el grupo se divida, aún habiendo miembros disidentes, el mismo grupo se autorregula y toma en cuenta la postura del disidente para autogestionarse, pero apoya las decisiones del líder y más allá de eso, el grupo privilegia los destinos y necesidades del grupo por encima de las necesidades y destinos individuales.
Caso contrario, cuando existe un liderazgo errático, o egoísta o poco capaz, el grupo se polariza de manera natural, lo que permite expresar las necesidades más extremas y apremiantes de los individuos y entender, en consecuencia, las necesidades comunes que puedan orientar los destinos del grupo, lo que provoca que surjan nuevos líderes que reclamen la jerarquía para orientar los destinos de ese grupo.
Cuando el conjunto es diverso y de necesidades complejas, el surgimiento del nuevo líder puede llevar varias generaciones de liderazgo, y si el sistema no es capaz de encontrar a esa nueva jerarquía que de rumbo y sentido a todo el sistema, los problemas se agudizan, entonces o se divide el sistema y deja de existir como un solo grupo, o surge la alternativa antes de la división, que venga un agente externo que lo regule.
Vimos como al determinarse la incapacidad numérica de que los votos que favorecen a Trump ya no le son suficientes para alcanzar la presidencia, de manera natural, muchos sectores le retiraron el apoyo y de la misma manera se alinearon al nuevo orden, se pudo observar como incluso redes sociales y medios de comunicación lo censuraron para evitar violencia y polarizaciones innecesarias y sin sentido para la población, es decir, el mismo grupo se autoreguló para encontrar su nuevo orden.
Es cierto, la última palabra aún no está dicha, sin embargo, las instituciones deberán respaldar los causes que correspondan, finalmente la sociedad, ya realizó su labor y ya expresó sus deseos.
Ahora la tarea no es nada sencilla quede quien quede en la presidencia, ante la disyuntiva de por una parte de buscar conservar la estabilidad del país y encausarlo adecuadamente o el fatal camino de seguir desatendiendo las necesidades de la sociedad norteamericana, y generar más polarización, que de seguir agudizándose, llegará un momento en que será irreconciliable provocando un rompimiento definitivo.
Será mejor que el nuevo presidente atienda las colectividades de manera justa, expedita, incluyente y con rumbo, para unir de nuevo a la sociedad hacia destinos congruentes y sólidos.
Dr. Francisco Orduña Correa
