Uno de los principios básicos de la “economía solidaria” es apoyar a las pequeñas y medianas empresas locales. Porque, a diferencia de la gran empresa, estas contribuyen de manera decisiva a la economía local; además de generar un alto porcentaje del empleo en las localidades donde se asientan. Sin embargo, estas empresas son más vulnerables ante las dificultades del entorno económico.
Pues bien, dentro de los daños colaterales que ocasiona la pandemia del COVID 19, se ha reducido la actividad económica de manera muy drástica. En esta tesitura, y con el afán de ser propositivos retomamos un elemento básico de la economía solidaria: el consumo local. La mejor manera de apoyar a nuestras familias en la región es consumir en empresas y productos locales. Nuestra región tiene negocios que proveen de satisfactores básicos para la población como alimentos, productos de limpieza, ferretería, productos agropecuarios, papelería, servicios de comida preparada, servicios profesionales, servicio de lavandería, entre otros.
Contar con nuestro apoyo es menester para garantizar su supervivencia, así como los empleos que generan. También debemos hacer mención que los negocios locales están adaptándose a las circunstancias, ya sea tomando las medidas de higiene correspondientes; ya sea estableciendo nuevos canales de venta vía internet y/o redes sociales; así como estableciendo nuevos canales de distribución, vía la entrega “pick and go” o el servicio a domicilio.
Las crisis representan una oportunidad para reinventarse y para cambiar hábitos. Si el empresariado local, en aras de sobrevivir, se adapta a la circunstancias que atravesamos, con toda seguridad pasará esta coyuntura y crecerá después de la emergencia sanitaria por haber abierto nuevas modalidades para la comercialización.
Nosotros como consumidores, podemos apoyarlos consumiendo sus productos o servicios; fomentando la supervivencia y el florecimiento de un mercado local. Por eso #Yo consumo local