El diputado Salvador Isais Rodríguez señaló que en las cuatro zonas del estado, se está perdiendo suelo y vegetación por la sequía tan fuerte, incluso en la Huasteca los ríos han bajado sus niveles
El Congreso del Estado a través de la Comisión de Desarrollo Rural y Forestal, llevó a cabo el panel “Impactos de la Sequía en el Sector Agroalimentario”, donde se estableció que el 70 por ciento de la población rural vive con mala alimentación por diversos factores, entre ellos, la sequía que tiene múltiples impactos negativos en la vida comunitaria.
El presidente de la comisión legislativa diputado Salvador Isais Rodríguez manifestó que en las cuatro zonas del estado, se está perdiendo suelo y vegetación por la sequía tan fuerte, incluso en la huasteca los ríos han bajado sus niveles y sigue la muerte de ganado porque no hay agua ni para tomar. Pidió a los diversos niveles de gobierno que intervengan con acciones concretas y emergentes.
Participaron la presidenta de la Directiva diputada, Yolanda Cepeda Echavarría; el director regional centro occidente de la Comisión Nacional de Zonas Áridas y representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas en materia de Desertificación ingeniero Jorge García Rodríguez; la investigadora de la UASLP doctora Gabriela Cilia López; el gestor y productor agrícola ingeniero Rafael Lam Varela y el coordinador general del Centro de Variabilidad Climática, Teledetección y Evaluación de Riesgos de la UASLP doctor José Antonio Avalos Lozano.
Estuvieron presentes funcionarios federales, estatales y municipales, representantes de universidades públicas y privadas, de diversos ayuntamientos y dependencias relacionadas al ámbito agropecuario, productores e integrantes de organizaciones civiles, quienes hicieron preguntas y planteamientos sobre el tema.
Los especialistas plantearon la necesidad de analizar y proponer soluciones al problema de la inseguridad alimentaria de manera regional, porque no es lo mismo el estilo de vida en cada zona del país y es un error homogeneizar los modelos de alimentación que ni siquiera son propios del país.
La pandemia de COVID-19 agravó las consecuencias de la sequía, porque una va de la mano con la otra. Se busca garantizar que la gente coma bien y tenga acceso a un mejor ingreso, porque una buena alimentación garantiza que un individuo sano pueda responder mejor a una enfermedad y en este caso, la mayoría de las muertes fueron asociadas a las comorbilidades como sobrepeso y obesidad, debido a que el 90 por ciento de la dieta se ha “occidentalizado”.
Lo ideal sería el consumo de alimentos propios de cada región, como las plantas que se adaptan a las variaciones ambientales, pero el problema es que también se ven afectadas por la falta de agua; los cambios ambientales están generando que la pobreza siga creciendo y la gente dependa de los apoyos gubernamentales.
La diputada Yolanda Cepeda expuso que “hablar de los impactos de la sequía en el sector agroalimentario es abrir la caja de pandora; puede traer consecuencias catastróficas como las que, sin afán de ser alarmista, están sucediendo en nuestro Estado y de forma más grave a no muchos kilómetros del mismo”.
“La insuficiencia de agua para que los cultivos crezcan, es el tema de prioridad en la actualidad. El futuro nos alcanzó. Cuando años atrás se decía que las guerras iban a ser por el agua, se pensaba que no alcanzaríamos a verlo y hoy es noticia diaria, consecuencia de la voluntad humana; no hay más responsables del daño al medio ambiente, a los ecosistemas, a la biodiversidad, el calentamiento global, el cambio climático y los desastres naturales que muestran escenarios apocalípticos”.
La presidenta de la Directiva añadió que “lo mismo afecta a las plantas de café de Xilitla, como a los cañales de Ciudad Valles, a las hortalizas de Rio Verde y el tomate de Villa de Arista”.
El delegado de la CONAZA Jorge García Rodríguez señaló que la sequía tiene impactos diversos: se tienen que importar alimentos, se encarece la energía porque las presas no tienen agua y no surten a las termoeléctricas, no se es autosuficiente en alimentos, se afecta la actividad turística rural, hay migración de personas y fauna, incrementan las primas de seguros agropecuarios, los productores entran en banca rota y no se recuperan, abandonan sus terrenos que los invaden los renteros o el crimen organizado.
Además hay aumento de conflictos por el agua, aumentan las enfermedades respiratorias por las tormentas de arena y polvo, hay pérdida de biodiversidad animal, incrementan los incendios forestales; en San Luis, la presa El Peaje está seca y las demás no sobre pasan el 8.0 por ciento de capacidad.
Ante esta situación, es necesario responder de manera proactiva y desde la CONAZA se trabaja en un programa permanente de estimulación de lluvias, estimulando la nubosidad en zonas prioritarias; es necesario dar rumbo a las acciones para transferir tecnología y eficientar los recursos.
La investigadora de la UASLP doctora Gabriela Cilia López “los cambios ambientales los hemos generado nosotros, modificando el ciclo geohidrológico pues ahorra llueve más y se generan graves inundaciones o no llueve y se provocan prolongadas sequías, extendiendo la desertificación y todo lo que conlleva, como la pobreza de quienes habitan en estas zonas.
La gente tiene la opción de consumir alimentos baratos porque es para lo que le alcanza, pero es comida de baja calidad; la canasta básica creada en los años 80, sigue teniendo entre sus productos el pan de caja y el refresco.
Los especialistas que participaron en el panel hablaron sobre el agave, los ciclos de lluvia y plantearon diversas alternativas para avanzar en la solución del grave problema de la sequía.