“Para mí, Twitter es, era y siempre será un basurero en llamas”, revela una de las celebridades
No, LeBron James no quiere ser canjeado. Esa historia salió de una cuenta falsa de Twitter que se hizo pasar por el superastro de los Lakers de Los Angeles cuando surgió un efímero sistema de verificación por 8 dólares en el que se podía suplantar a cualquiera.
Y no, al actor Edward Norton no le preocupa mucho la posible desaparición de la red social bajo el liderazgo de Elon Musk.
“Creo que estaríamos mejor si muchas de esas cosas desaparecieran”, aseguró Norton.
En forma similar, el quarterback de los Packers de Green Bay, Aaron Rodgers, cuatro veces Jugador Más Valioso de la NFL con 4,5 millones de seguidores, dijo: “Espero que llegue el día en el que no tenga redes sociales, lo cual podría ocurrir más pronto que tarde”.
Sí, los atletas y las celebridades del mundo del entretenimiento son como nosotros: están monitoreando el caos y la incertidumbre en Twitter desde la llegada de su nuevo dueño. No necesariamente saben cómo proceder y tampoco están seguros de que la desaparición de la aplicación de microblogueo con el símbolo del pajarito sería el desastre monumental que algunos aseguran.
“Para mí, Twitter es, era y siempre será un basurero en llamas”, manifestó el actor Ryan Reynolds, sin duda haciendo eco de lo que muchos opinan, famosos o no.
“¿Pero quién sabe? Tenemos que seguir nuestra intuición. A ver qué pasa”, dijo Reynolds, quien tiene 20 millones de seguidores. “Yo ya andaba por aquí cuando MySpace y Friendster eran de peso… y parece que ahora Twitter y TikTok lo son todo. Pero estas cosas van y vienen, como todo en la vida”.
Twitter vio la luz en 2006, un espacio en donde los famosos podían eludir los medios de comunicación tradicionales y comunicarse de forma directa con sus seguidores para promover mensajes o productos y, a su vez, incrementaban la popularidad del sitio entre las masas. En la actualidad tiene más de 230 millones de usuarios.
En cuanto Musk concluyó su adquisición por 44 mil millones de dólares en octubre surgieron interrogantes sobre el futuro de Twitter. Despidió a la mitad del equipo de tiempo completo, orilló a cientos de ingenieros y otros empleados a renunciar la semana pasada, y ahora se prevé que elimine puestos relacionados con la moderación de contenidos.
Las preocupaciones sobre cuentas fraudulentas y desinformación —la cual el propio Musk ha difundido ocasionalmente— no son nuevas.
Pero últimamente han aumentado.
“En estos momentos es alarmante”, dijo el base Tyrese Haliburton de los Pacers de Indiana, quien tiene más de 85.000 seguidores. Dice que recibe “la mayoría de mis noticias” vía Twitter y lo usa para contactar a amigos, interactuar con aficionados y promover empresas.
Equiparó el estado actual del sitio con “Wikipedia cuando yo estaba creciendo: Siempre tenías que verificar la información, porque no siempre era correcta”.
Las cronologías están plagadas de publicaciones que dirigen a la gente a cuentas en Instagram o Mastodon o cualquier otro sitio que pudiera convertirse en un lugar al cual acudir en caso de que en algún momento Twitter ya no sea una opción.
“Si quieres hacerte escuchar allá afuera, hay otras formas”, dijo Charles Leno Jr., lineman ofensivo de los Commanders de Washington con más de 25.000 seguidores. “Esto podría sonar mal, porque siento que todo el mundo debería tener una voz, pero no es el caso en lo que respecta a Twitter: le ha dado voz a quienes no la tienen, a gente que no debería decir nada. No necesitas estar hablando sobre el trabajo de alguien más, su relación, sus asuntos. Apóyalos o mejor cállate. Twitter tiene aspectos positivos; sólo necesitamos concentrarnos más en ese aspecto para que pueda ser un lugar más interesante”.
El siete veces campeón de la Fórmula 1 Lewis Hamilton, con casi 8 millones de seguidores, también ve las dos caras de la moneda. Explicó cómo la app puede “contaminar tu mente”, pero también la elogió porque “es una herramienta realmente poderosa para conectar con la gente”.
A Ian Poulter, golfista profesional con 2,2 millones de seguidores, le encantaría que Twitter se convirtiera “en un foro para tener un debate abierto sin que haya alguna forma de acoso ni insultos ni bots”.
En efecto, la toxicidad es ineludible para muchas figuras públicas, aunque no sólo se limita a ellas.
“Es demasiado. No estoy segura de qué pueda hacer una”, dijo la tenista Jessica Pegula, tercera del ránking mundial. “Si vas a estar en redes sociales, tienes que lidiar con eso en cierto grado”.
Algunos en el sector del entretenimiento decidieron irse.
Shonda Rhimes, creadora de éxitos de la televisión como “Grey’s Anatomy”, “Scandal” y “How to Get Away With Murder”; el actor Jesse Tyler Ferguson de “Modern Family”, y la cantante Sara Bareilles son sólo algunas de las personas que se despidieron de Twitter, y lo hicieron, por supuesto, vía Twitter.
Los asesores de artistas y atletas —y que, en algunos casos, también tuitean en su nombre— no saben cómo proceder, aunque desde hace tiempo han tenido línea directa con empleados de Twitter para resolver dificultades.
“Todos los usuarios de Twitter están haciendo lo mejor que pueden para salir airosos de la situación”, dijo George Atallah, subdirector ejecutivo de asuntos externos de la Asociación de Jugadores de la NFL, uno de varios sindicatos deportivos que están en comunicación entre sí sobre el tema. “Todo el mundo —agentes, órganos rectores, atletas, representantes de mercadotecnia, sindicatos— están en el mismo barco: ajustándose a los caprichos del nuevo dueño”.
Jennie Smythe, fundadora de Girlilla Marketing, empresa de mercadotecnia digital en Nashville, Tennessee, dijo que los cambios en el proceso de verificación ocasionaron problemas para sus clientes en el mundo del entretenimiento, incluido el cantante de música country Darius Rucker, quien perdió su verificación azul sin previo aviso. Dice que muchos de sus clientes, entre ellos músicos, actores y organizaciones sin fines de lucro, están lidiando constantemente con impostores.
“No se trata de vanidad”, señaló Smythe. “Es más una medida de protección para los seguidores”.
Drew Rosenhaus, agente cuya empresa representa a unos 100 jugadores activos de la NFL, dijo que extraña los días en los que “uno podía ver la palomita azul y saber que era real”.
“Estamos viviendo en un nuevo mundo en Twitter. Va a hacer falta un poco más de análisis interno por parte de la compañía”, dijo Rosenhaus, y agregó que no prevé un “éxodo masivo” de sus clientes de la app porque “tiene mucho valor”.
A Benito Pérez Barbadillo, publicista entre cuyos clientes figura Rafael Nadal, le gusta que el 22 veces campeón de torneos Grand Slam puede contactar fácilmente a sus 15 millones de seguidores… por ahora.
“Tenemos nuestra cuenta verificada. Si nos la quitan, podríamos sopesar dejar de usar Twitter. No lo sé”, señaló Pérez Barbadillo. “Si ya no vamos a ser oficiales, podríamos decir simplemente: ’Bueno, adiós Twitter”.
Con información de AP