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“Aquí no hay policías, aquí no hay delincuentes, solo hay hermanos…”, esa frase era parte de Enriqueta Vargas, la líder de la Santa Muerte, quien este martes perdió la vida.
Luego de una dura batalla contra una enfermedad, este martes murió a quien también llaman La Madrina quien durante una década defendió a capa y espada e incluso en el lecho de su muerte.
La señora Queta como le conocen los devotos, tomó el mando del Templo de la Santa Muerte Internacional, ubicado en Tultitlan, Estado de México, donde se encuentra la imagen más grande del mundo, cuando su hijo Jonathan Legaría, El Pantera, fue asesinado hace 8 años por un comando en el Estado de México.
Desde ese entonces, la señora Queta, comenzó su misión de unir a los creyentes de Mexico e incluso de otros países como Estados Unidos con gran éxito, tanto que logró oficiar misas al interior de los penales más peligrosos, porque la pedían los mismos internos por el desinterés que demostraba y las palabras de fe que ofrecía a los más necesitados.
Durante una plática Enriqueta Vargas, estimó que ya en el país se calculan unos seis millones de creyentes y en el resto del mundo, se sumarían otros dos más, logrando con ello 8 millones de fieles.
Ante esto, se propuso que el culto a la Santa Muerte fuera reconocida de manera legal por la Secretaria de Gobernación y realizó los trámites necesarios esperando una respuesta de esa dependencia, la cual aún no existe una resolución
Enriqueta Vargas, será velada en el Templo de la Santa Muerte, según han informado sus seres queridos y como decía ella en sus misas dominicales: “fuera riquezas, fuera uniformes, fuera diferencias, aquí todos somos hermanos ante la Santa Muerte…”.