Frontal
Redacción
David Medina provocó que el Tribunal Electoral de la Federación revisara de oficio la integración del Cabildo que desencadenó en la destitución de dos regidores.
El excandidato a la Presidencia Municipal de Ciudad Valles del PAN-PRD-MC, David Medina Salazar se volvió un obstáculo hasta para su propia gente, porque a causa de su necedad por hacer que se echara para abajo la elección que perdió el 1 de julio con una diferencia de 1 mil 700 votos, contra el candidato independiente, Adrián Esper Cárdenas, provocó que el último tribunal que podía revisar sus recursos de impugnación, revisara al dedillo la lista de regidores del nuevo Cabildo vallense y lo único que logró fue quedarse sin dos aliados: el ahora exregidor electo del PAN, Néstor Alejandro Rivera y el exregidor de MORENA, Marco Antonio Conde Pérez, con quien ya había entablado diálogos, hace unas semanas.
Néstor Alejandro fue sustituido por Patricia Hurtado Barrera, que, aunque es panista, no es del grupo de Medina y Conde Pérez por Hortensia Monserrat Bautista Castillo que no son cercanas a su movimiento.
El excandidato, que pudo haber aprovechado el capital político de 27 mil votantes que tuvo y que se pudo volver líder de oposición con una bancada fuerte en el Cabildo, ahora se quedó hasta sin eso, porque Néstor Alejandro era hombre de todas sus confianzas, al tener un parentesco político con él.
La verdad, algunos aprovechados le vendieron la idea de que podía revertirse un proceso que desde el principio fue calificado como limpio (el día de la elección), con la esperanza de que alguien le hiciera caso sobre un asunto natural de boletas sobrantes que envió el CEEPAC el día de la elección y que no eran más que reposiciones para los representantes de casilla durante esa jornada.
David Medina desgastó a su gente, la mantuvo con argumentos vacíos y le demostró que no es un político, sino un hombre que a fuerza quería ser presidente y que gastó una fortuna para tumbar una elección en la que no ganó y en la que nadie le hizo ninguna trampa.
Terminó perjudicando a su propia gente, en la búsqueda de una nadería política sin pies ni cabeza.