Por Mariana Guzmán
Como es de conocimiento general, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPyMES) representan el motor impulsor de la economía en la mayoría de los países, y México no es una excepción. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021, casi el 95% de las empresas en el país pertenecían a esta categoría. Sin embargo, estas MIPyMES enfrentan una serie de desafíos, como la creciente competencia global, la rápida innovación tecnológica y una alta rotación de personal.
La capacitación se erige como una herramienta indispensable para que las MIPyMES puedan superar estos desafíos y alcanzar su máximo potencial. Es crucial entender que la capacitación no debe ser vista como un gasto, sino como una inversión que reportará beneficios a corto y largo plazo. Algunos de los efectos positivos que se pueden obtener son:
1. Mejora de la productividad: La capacitación permite a los colaboradores adquirir habilidades y conocimientos necesarios para realizar sus tareas de manera más eficiente. Esto, a su vez, puede traducirse en una reducción de costos y un aumento de los ingresos.
2. Aumento de la Competitividad: Integrar la capacitación en las operaciones de la empresa ayuda en la adaptación a los cambios de la industria y en la entrega de productos y servicios de alto valor, lo que atrae a nuevos clientes y expande la participación en el mercado.
3. Satisfacción del Cliente: La satisfacción del cliente conlleva una mayor lealtad hacia los productos y servicios, lo que, a su vez, se traduce en ingresos futuros para la empresa.
4. Reducción de la rotación de personal: La capacitación ayuda a los colaboradores a sentirse valorados y comprometidos, reduciendo así la rotación de personal y los costos asociados.
Con el inicio del año, se recomienda realizar un análisis detallado de las necesidades de capacitación específicas de la empresa. Esto implica no solo enseñar por enseñar, sino desarrollar habilidades que mejoren el rendimiento y fomenten el crecimiento empresarial.
La capacitación para las MIPyMES se puede dividir en dos categorías principales:
1. Técnica: Enfocada en el desarrollo de habilidades y conocimientos específicos relacionados con la actividad de la empresa, como métodos de producción o el uso de maquinaria.
2. Habilidades Blandas (Soft Skills): Busca fortalecer habilidades personales y profesionales, como la comunicación, el liderazgo, el trabajo en equipo y la resolución de problemas.
Sin embargo, la implementación de un plan de capacitación eficaz requiere una estrategia cuidadosa:
1. Detección de Necesidades de Capacitación (DNC): Es esencial conocer las necesidades de capacitación de la empresa en función de sus objetivos estratégicos.
2. Establecer Objetivos Claros: Definir los objetivos de capacitación es fundamental para responder al propósito de la capacitación, ya sea mejorar la productividad, reducir la rotación, aumentar la satisfacción del cliente o adaptarse a la transformación digital.
3. Metodología de Capacitación: Se debe seleccionar la metodología de capacitación adecuada, considerando cómo los colaboradores aprenderán de manera más efectiva.
4. Evaluación de la Capacitación: Implementar un plan de evaluación de la capacitación es esencial para asegurar que se cumplan los objetivos empresariales y corregir cualquier desviación.
En resumen, la capacitación representa una inversión esencial para las MIPyMES, con el potencial de generar un retorno significativo en términos de productividad, competitividad, satisfacción del cliente y lealtad de los colaboradores. Aquellas empresas que invierten en capacitación estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del mercado actual y alcanzar el éxito.
Mariana Guzmán es socia y Vicepresidente Comercial de MetaXchange. Cuenta con una exitosa carrera de más de 14 años en el sector bancario. Durante su trayectoria ha trabajado en instituciones como BBVA y HSBC. Sigue a Mariana Guzmán en su LinkedIn aquí.