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[▶VIDEO] Preocupa el futuro de las mujeres en Afganistán

Camino incierto para la mujer afgana

 

La afgana es una sociedad dividida que piensa la política de maneras distintas. Se trata de una crisis multifactorial impresionante donde preocupa, en particular, el futuro de las mujeres; unos apoyan a los talibanes; otros, les temen; algunos más, los critican, sólo tomando en cuenta esta situación se podrá analizar de manera más integral lo que ocurre, señalaron académicos de la UNAM.

En la conferencia de medios a distancia “La nueva realidad para Afganistán y las mujeres afganas”, Moisés Garduño García, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, señaló: la salida de las tropas de Estados Unidos de la nación asiática provocó vacío de poder en términos de seguridad, y se desconoce si el talibán lo podrá llenar.

El investigador refirió que el enemigo más fuerte de los talibanes al interior del país es el llamado Estado Islámico del Jorasán, movimiento que perpetró ataques suicidas en el aeropuerto de Kabul hace unos días, el cual reclutó a inconformes y decepcionados de los propios talibanes y de otros grupos.

Ese es solo uno de los dilemas que enfrenta el movimiento que ha llegado al poder, el cual busca reconocimiento a escala internacional, comenzando con sus países vecinos. En medio de la incertidumbre se encuentra la sociedad, recalcó el experto.

Durante los últimos 40 años, desde la intervención soviética, la guerra civil y la ocupación estadounidense que duró 20 años la inseguridad es la mayor preocupación de los afganos; además del desempleo, cuyos índices son brutales en la mayor parte del país, en particular en las zonas rurales donde alcanza a 80 por ciento de los jóvenes y 85 por ciento de las mujeres de 18 a 29 años de edad, apuntó.

La sociedad trata de llamar la atención sobre esas dificultades y otras, como la pobreza; en ese contexto la gente, sobre todo los jóvenes, debe decidir si salen del país, se quedan a negociar con los talibanes o se reclutan en algún grupo antitalibán.

Garduño García dijo que si el talibán logra el reconocimiento, al menos de las naciones vecinas, influirá de inmediato en la reformulación de planes de estudio y asuntos culturales en las universidades. “El panorama no se ve bien, al menos para el grupo de mujeres que había experimentado la visión y perspectiva liberal de la vida pública, el acceso a la educación y el derecho a tener un trabajo”.

La diáspora, abundó el investigador especializado en el conflicto de Oriente Medio a partir de un enfoque multidisciplinario, desempeñará un papel importante para criticar lo que hagan o dejen de hacer los talibanes de aquí en adelante.

A su vez, Helena López González de Orduña, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, recalcó que en Afganistán se vive una crisis gravísima desde el punto de vista político y humanitario.

Para las mujeres de ese país es de crucial importancia subrayar que la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, en las últimas dos décadas, ha ido acompañada de la valentía de varias afganas y en múltiples ocasiones de diversas formas de violencia de género, incluyendo el feminicidio.

La especialista en estudios culturales, literatura, feminismo, estudios de género, así como sexualidad y memoria cultural, expuso que los últimos 20 años de ocupación de EU y sus aliados en Afganistán se caracterizaron por la alta conflictividad; empero, con grandes esfuerzos se construyó la  cultura de respeto e igualdad.

Mencionó que las mujeres representan 14 por ciento del personal académico de las universidades; y 50 mil 225 estudian en instituciones de educación superior; es decir, “un incremento de seis por ciento comparado con las cifras de 2016”.

También se han establecido unidades para la eliminación de la violencia contra ellas en 23 instituciones del Estado; la cuota femenina en el Parlamento es de 27.7 por ciento. Este mismo órgano aprobó una ley contra el hostigamiento y acoso de mujeres y niñas.

Los talibanes tienen una interpretación trágicamente patriarcal de la sharía (ley islámica), pero que no se comparte en toda la comunidad política, intelectual y religiosa, por lo cual hay que confiar en las intervenciones de la propia comunidad del Islam.

Hoy, ningún esfuerzo es suficiente para dar refugio a quien lo necesita. Países latinoamericanos como México, Chile o Costa Rica han instrumentado una política exterior activa para brindar asilo, dando prioridad a las jóvenes y periodistas, lo cual “es un gesto loable”, finalizó.

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